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A casi treinta años de iniciar los trabajos en el Gran Telescopio Milimétrico

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Mar 16, 2023 #Destacados

– por Dr. José Eduardo Mendoza Torres

Los trabajos del Gran Telescopio Milimétrico (GTM) empezaron con la búsqueda y estudio de sitios que tuvieran condiciones atmosféricas apropiadas para observaciones astronómicas en ondas milimétricas. Para elegir el sitio adecuado se estudiaron diversos lugares de la República Mexicana en los cuales se instalaron distintos instrumentos, entre los que se incluían, estaciones meteorológicas para monitorear diversos parámetros como la humedad, la precipitación pluvial, la velocidad y dirección del viento, y también se instalaron radiómetros para medir la transparencia de la atmósfera a longitudes de onda milimétricas.

En 1993, el volcán Sierra Negra se incluyó como uno de los candidatos para la construcción del GTM. Sus condiciones lo hacían un buen prospecto, en particular porque su cima está a una altura de aproximadamente 4600 msnm (es el quinto volcán más alto de México). Debido a que no había camino hasta la cima y no habían servicios en lugares próximos, se tenía que ascender caminando y su estudio presentaba diversos retos. Es decir, además de tener ingredientes de trabajo científico, el estudio de Sierra Negra incluía aventuras en un paisaje increíble y con diversos desafíos. El Dr. Eduardo Mendoza, investigador titular de la Coordinación de Astrofísica del INAOE y miembro fundamental del equipo que trabajó en la búsqueda y caracterización de los posibles sitios dónde construir el GTM, nos cuenta y revive algunas de estas aventuras.

¿Cómo empezar el estudio de Sierra Negra?
Las primeras ascensiones a la cima de Sierra Negra las hicimos en octubre de 1993, con varios viajes de reconocimiento, para explorar posibles rutas para subir diversos materiales a la cima. También para definir lugares para la instalación de los instrumentos de monitoreo del sitio. Para mantener operando continuamente los instrumentos, se incluía un sistema de alimentación eléctrica con paneles solares y baterías de tráiler. Alrededor de la zona de los instrumentos instalábamos una cerca de malla ciclónica por lo que, además, en algunos viajes subíamos cemento y otros materiales. También construimos una caseta con piedras del mismo lugar, que hasta la fecha se usa como pequeña bodega.

Cuando empezaron a estudiar Sierra Negra no había camino ¿cómo le hicieron para estudiarlo?
Cuándo instalábamos el equipo subíamos varios días consecutivos o nos quedábamos a dormir cerca de la cima en tiendas de campaña. Al otro día procurábamos levantarnos temprano para avanzar lo más posible en la instalación del equipo.

Teníamos que hacer pruebas con el equipo antes de dejarlo trabajando allá arriba ya que se quedaba operando automáticamente. Entonces, teníamos que asegurarnos de que, al retirarnos del lugar, se quedara operando. Después de instalado procurábamos regresar dos o tres días después para ver cómo había operado, descargábamos los datos que se habían registrado en una computadora laptop para su posterior análisis, pero ahí los revisábamos para ver si los instrumentos habían funcionado de manera continua todo el tiempo que los habíamos dejado. Una vez que verificábamos que los instrumentos estaban operando bien los dejábamos trabajando y regresábamos una vez por semana para descargar los datos.

En un volcán tan alto como Sierra Negra, hace mucho frío y las condiciones meteorológicas son extremas ¿cómo mantenían trabajando los instrumentos?
En ocasiones, cuándo regresábamos por los datos encontrábamos que algún instrumento se había descompuesto. Entonces intentábamos repararlo en ahí mismo. En caso de no lograrlo nos lo llevábamos y, si no teníamos un instrumento de repuesto para subirlo al día siguiente, regresábamos cuando hubiéramos reparado el instrumento descompuesto. Entonces, cuando llegábamos al INAOE procurábamos avanzar lo más rápido que se pudiera en la reparación del equipo para regresar a reinstalarlo lo antes posible. Durante la época de lluvias era muy frecuente que el equipo se dañará por la caída de rayos.

Cuando no llevábamos mucho material a Sierra Negra, aprovechábamos para subir alimentos enlatados que dejábamos en una caja metálica que construimos en la misma estructura de la estación meteorológica.

Así transcurrieron los primeros años de estudio y caracterización de las condiciones atmosféricas en la cima del Volcán Sierra Negra, lugar donde hoy, a casi treinta años de aquellos primeros trabajos y esfuerzos, México cuenta con uno de los telescopios más poderosos del mundo para explorar los confines del Universo.

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